martes, 17 de julio de 2012

Entendiendo el Movimiento Por Los Derechos De Los Hombres

Por Pele Billing


Los hombres deben de ser lo suficientemente fuertes y los suficientemente vulnerables para ser activistas por los derechos de los hombres todos los días en sus vidas.

En 1792, Mary Wollstonecraft escribió Una Reivindicación de los Derechos de la Mujer, dando nacimiento al movimiento de la mujer. A través del tiempo, el movimiento de las mujeres llego a enfrentar todo desde la reforma política hasta la reforma social a las relaciones y las mujeres encontraron su propia voz.

El movimiento de los hombres es equivalente, sin embargo, estuvo sospechosamente ausente hasta principios de 1990s, cuando el movimiento mitopoético empezó a capturar la atención pública. Desde entonces, la conciencia sobre los problemas de los hombres ha crecido lenta pero constantemente. Los hombres empiezan a despertar y durante este año, ya tenemos tres diferentes corrientes del trabajo en los hombres:

1)      Aprender a conocer mujeres. Este es todo el movimiento de los seductores. Claramente tiene muchos elementos inmaduros, pero está llegando a iniciativas muy maduras y bien fundadas – como el programa del hombre auténtico. Authentic Man Program
2)      ¿Qué significa ser un hombre? Parece ser que el machismo exagerado y la onda cobarde del hombre de la Nueva Era están pasando de moda. En cambio, más hombres están sintiendo curiosidad sobre la identidad masculina, masculinidad profunda, y arquetipos masculinos. Nuevos sitios web como Masculinity Movies están en el frente de explorar que significa ser un hombre en el futuro y en el presente.
3)      Activismo Por Los Derechos De Los Hombres. ¿Es una generalización justa decir que los hombres son unos brutos opresores quienes golpean a las mujeres y viven vidas privilegiadas? ¿Y por qué los hombres siempre son los que sacrifican sus vidas por la sociedad? Los activistas por los derechos de los hombres han empezado a hacer estas preguntas en una forma profunda, poniendo de cabeza nuestras creencias sobre género.

Algunos hombres están interesados en todas estas áreas. Yo sé que a mí me interesan. Después de todo soy un hombre, tú tienes tu propia profundidad e identidad, tus relaciones románticas y tu lugar en la cultura y la sociedad.

El único problema es que a veces estos caminos parecen ser mutuamente exclusivos o al menos se contradicen el uno al otro. Especialmente el Activismo Por Los Derechos De Los Hombres y las otras dos ramas. ¿Es realmente sexy o masculino demandar que tu esposa toma la mitad de los riesgos físicos para que tú estés más a salvo? ¿Te sientes masculino mientras que quejas de que cuatros de cada cinco indigentes son hombres? Es fácil hacer el llamado para explorar tu masculinidad y ser exitoso con las mujeres, mejor será que actúes como hombre y te olvides de los derechos de los hombres.

Para entender este dilema de mejor forma y con suerte superarlo, necesitamos entender el porqué el movimiento de los hombres es tan pequeño en comparación con el feminismo.

¿Quién entiende a quien?
A principios de 1990s se presentó una disertación doctoral muy interesante “Él y Ella Sin Hijos” fue publicado en Suecia. El foco de la investigación era investigar cómo se comunican hombres y mujeres en parejas sin hijos y que tan bien se entienden el uno al otro. La sabiduría tradicional nos dice que el hombre sabe muy poco mientras la mujer tiene una buena idea de cómo él se siente.

Los hombres no desean abrirse porque no quieren ser una carga para las mujeres – los hombres quieren proteger a las mujeres. Los hombres tampoco quieren ser percibidos como débiles o poco masculinos ya sea por mujeres o por hombres.

Los resultados, sin embargo, fueron sorprendentes. Lo que encontraron es que las mujeres hablaban todo el tiempo sobre cómo se sentían, lo que significaba que los hombres tenían una muy buena idea de cómo sus esposas se sentían. Los hombres, por otro lado, eran silenciosos. Los investigadores notaron que las mujeres se volvían emocionales y molestas al hablar sobre algún problema, de modo que ellos querían protegerlas al evitar hablar de problemas.

La mujer, al no recibir información de parte del hombre, estaba confiada en que ella lo entendía al leer las emociones en su cara. Pero en realidad, sus estimaciones estaban equivocadas la mayor parte del tiempo, llevando a la sorprendente conclusión de que ¡los hombres sabían cómo se sentían las mujeres, pero las mujeres no tenían ni idea como se sentían los hombres!

Entonces ¿Qué podemos aprender de esta historia e investigación? Los hombres no quieren abrirse porque no quieren ser una carga para las mujeres, los hombres quieren proteger a las mujeres. También los hombres no quieren ser percibidos como débiles o poco masculinos ya sea por hombres o por mujeres. A través de la historia la masculinidad se ha descrito como hacer cosas, proteger y proveer – y ninguna de esas tareas se logra siendo débil. A las mujeres no les gustan los hombres débiles porque históricamente un hombre débil sería incapaz de hacer estas cosas y esa no es una buena receta para una madre que cría a sus hijos.

Esta dinámica es la razón misma por la cual El Movimiento Por Los Derechos De los Hombres es tan pequeño en comparación con el feminismo. Las mujeres están acostumbradas a decirles a los hombres como ellas se sienten y se sienten libres para quejarse sobre cosas rutinarias. En este sentido, el feminismo es una extensión natural de las mujeres dando voz a sus preocupaciones sobre las limitantes del rol de género femenino.

Los hombres, por otro lado, están atrapados en una cláusula. En el momento en que hablas de la desechabilidad masculina y las limitaciones del rol de género masculino, te arriesgas a parecer débil y poco atractivo ante las mujeres – mientras que tú mismo te sientes así.

Una solución Propuesta

¿Cómo pueden los hombres navegar este impase?

·         Negocia en lugar de Rehusarte. No tienes que rehusarte a proteger a tu esposa o a ser un bombero como consecuencia de los Activistas Por Los Derechos De Los Hombres. Simplemente tienes que ponerle un valor a esto. Si eres un bombero te deberían de pagar un considerable bono por riesgos. Si tú proteges a tu esposa y haces todo el trabajo pesado en la casa, entonces no tiene sentido que dividas el resto del trabajo doméstico a la mitad. Nosotros los hombres necesitamos aprender a negociar y a no tomar nuestros sacrificios como algo natural.
·         Sé vulnerable, pero no débil. Tú puedes decirla a tu mujer y a otros hombres como te sientes y que es lo que necesitas. Simplemente hazlo a tu manera. La mayoría de los hombres no están interesados en el aparentemente interminable acto de compartir y validar emociones, el cual las mujeres encuentran tan enriquecedor. Sin embargo, puedes atreverte a ser vulnerable. Ser vulnerable es una posición paradójica que rompe todo tipo de barreras. En lugar de abrirte e interminablemente compartir en el estilo de los Nueva Era, esto se trata de atreverse a ser auténtico y trasparente sobre qué es lo que pasa dentro de ti. Ser vulnerable es similar a ser un guerrero interior.

Y pensar que las mujeres son más empáticas que los hombres podría ser cierto. Sin embargo, no puedes ser empático sin información. Las mujeres no han recibido información de calidad de parte de los hombres sobre el rol de género masculino o sobre el mundo interno de los hombres y por lo tanto las mujeres (y el feminismo) han hecho sus propios supuestos. Para cambiar esto, nosotros necesitamos ser lo suficientemente fuertes y lo suficientemente vulnerables para ser activistas por los derechos de los hombres todos los días en nuestras vidas.

Al final, no hay conflictos entre explorar tu identidad masculina, conocer mujeres y luchar por los derechos de los hombres. El hombre del futuro es un hombre que puede decir su verdad y hacerlo en el momento. Hablar la verdad es una señal de fuerza, ya sea en el contexto de la verdad y si tu aprecias profundamente a la mujer a tu lado, o si tu estas profundamente preocupado por la ausencia de soluciones a los problemas de los hombres en la agenda política.





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