¿Saben algo? Se considera un deber americano y particularmente un deber masculino estar listo, un hombre está a una carta de distancia de abandonar las herramientas de su profesión y tomar un rifle de asalto, las razones para las guerras no importan. Si el gobierno le parece considerarlas razonable ir a la guerra es suficiente, ya sea si son razones morales y justas o si no lo son.
En principio parece ser lógico que las naciones a veces requieran defensa, incluso con todas las pesadillas de consecuencias que trae la defensa, es el precio de ser un ciudadano y a veces el horrible costo de la libertad. Esto nos quita el derecho de decidir nuestro propio camino justifica ignorar nuestras voces a los lideres a quienes confiamos con la más solemne de las decisiones.
Uno podría pensar que se sigue razonablemente que aquellos que no pueden ser solicitados a defender su país, quienes están exentos de ese riesgo desde el momento de nacer no deberían de tener una voz en cuanto a como se dirige un país. Si no puedes ser forzado a un centro de reclutamiento militar por el simple hecho de que eres mujer, entonces tal vez no se te debería permitir ir a la cabina de votación por exactamente la misma razón. Si tu sexo te impide pagar por tu libertad, entonces tal vez debería excluirte de tener el poder de enviar a otros a hacer lo mismo, por lo tanto cada oficial electo mujer de ambos partidos deberían renunciar a sus puestos en el gobierno federal, relajarse y disfrutar del privilegio de la protección que su derecho de nacimiento les entregó, esto es hasta que las mujeres tengan que jugar por las mismas reglas que los hombres.
Es simple, si no pagas no juegas. Cualquier sociedad que ignora esto no puede ser tomada en serio como una que busca la igualdad. Pero por supuesto no buscamos la igualdad cuando se trata de mujeres, buscamos solamente sus privilegios y miramos hacia el otro lado y silbamos cuando los hombres tienen que hacer las cosas difíciles
El resultado neto es una cultura que demanda que las mujeres disfruten de la libertad y de la seguridad por la cual sólo los hombres deben de morir para preservarla. De modo que la pregunta ahora es ¿Quién es responsable por todo esto? Una parte de todo esto son las feministas, a quienes se les acaban las discriminaciones que funcionan a favor de las mujeres en el mundo occidental y se las descubre con regularidad cuando fabrican alguna supuesta desigualdad.
Ahora pasan más tiempo leyendo sobre la moda para mujeres en el medio oriente, más que haciendo cualquier otra cosa. Es parte de un patrón predecible para las feministas que ahora, las designadas perseguidoras de la igualdad, se callen cuando igualdad significa cualquier cosa inconveniente.
Uno podría pensar que es el ejercito a quien hay que culpar, ya que ellos prohíben a las mujeres entrar en la infantería, fuerzas especiales, artillería y armadura y el resultado son muertes por género que prueban lo que generan esas exclusiones.
La muerte por género en el conflicto actual, al menos hasta febrero del 2009 para la operación Libertad Iraquí:
Hombres Muertos 4,143 o 97,6%,
Mujeres Muertas 102 o 2,4%;
Para la operación Resistir Libertad
Hombres Muertos 641 o 97,9%,
Mujeres Muertas 14 o 2,1%
Pero verán, el ejercito no crea estas reglas, simplemente siguen las ordenes del comandante en jefe y sin importar quien sea el presidente, este es un político quien hace movimientos calculados para lo que el piensa le va a dar el apoyo del público y eso nos lleva al espejo y a la neurosis social que guía nuestra política militar. El culpable es la opinión pública, lo cual es una forma amable de decir que los culpables somos nosotros y nuestras reglas misandricas. Todos piensan que las mujeres deberían de ser iguales, o al menos la mayoría de la gente razonable piensa eso. Nadie quiere mujeres en bolsas para cadáveres, pero desafortunadamente una cosas viene con la otra. Esto es suficiente como para hacer un hábito de mirar al otro lado y silbar y así es como ha sido y esto deja a los más intelectualmente maleables entre nosotros para que acepten las más increíbles falacias.
Hillary Clinton habló en la conferencia de primeras damas sobre violencia doméstica en San Salvador, El Salvador en 1998 y dijo, créanlo o no, con una cara seria lo siguiente:
“Las mujeres siempre han sido las víctimas principales de las guerras, las mujeres pierden sus esposos, sus padres, sus hijos en combate”
En otras palabras, de acuerdo con Hillary, los muertos, los heridos, los amputados, los desfigurados y los que son destruidos psicológicamente en el combate son secundarios. La víctima principal es la mujer a la cual el soldado ya no le va a proveer y mantener una vez que esté incapacitado o fallecido. Estos son los síntomas de una persona mentalmente desempleada o de una persona que valora la vida de los hombres con la compasión de un buitre dando círculos encima de un animal muerto.
Por supuesto Clinton está loca por decir semejante cosa, sin embargo ella le estaba dando palabras a los sentimientos de la mayoría de la población general. Preferimos que los hombres sean los que mueren y que se saque a las mujeres de las situaciones difíciles, pero queremos ser igualitarios, es la disonancia cognitiva de una cultura post-feminista. Y ya que se prefiere esa disonancia antes del cambio necesario, estamos estancados con un pie en los paradigmas viejos y el otro plantado en los paradigmas nuevos con la suficiente firmeza para darles privilegios a las mujeres sin pedirles responsabilidades.
Esto significa que las mentiras que vivimos están cubiertas con la sangre de hombres, quienes pagan el precio por esas mentiras, hay suficiente dominio masculino para asegurar que las mujeres no tengan que pagar la cuenta por su libertad y la disparidad de muertes de 98% a 2% es suficiente para que los políticos cuidadosamente reconozcan a nuestros hombres y mujeres que se ponen en peligro, reforzando aún más la negación colectiva. Es como reconocer a los negros y a los blancos que fueron lastimados en el Apartheid en Sudáfrica.
Este tipo de locura es a donde nos vamos a quedar a menos que las fuerzas de la razón nos obliguen a tomar acción y esa acción puede ir en una de dos direcciones.
La primera opción es eliminar la enmienda 19 y eso no va a suceder y probablemente no debería de suceder. De modo que el método de elección para eliminar el viaje gratis en el tren de la libertad sería tener mujeres en el combate, mujeres en el servicio militar obligatorio si es que lo llegásemos a necesitar eso otra vez. No sería la primera vez que se hace eso en la historia, los soviéticos lo hicieron en la segunda guerra mundial y por ley las mujeres en Israel hacen su tiempo en uniforme militar también, aunque es un año menos que los hombres, también hay otros ejemplos.
Hay problemas también, principalmente encontramos complicaciones que las mujeres pueden y van a presentar en el campo de batalla, estos son minimizados en las zonas de combate actual ya que el modo principal de transporte es sobre ruedas y la hidratación es un desafió más de lo que si es un desafío navegar el terreno.
Será mucho más interesante ver como se desempeñan las mujeres en combate cuando tengan que abrirse camino manualmente a través de los matorrales de la selva a 43,3 grados Celsius para alcanzar un objetivo. O cuando tengan que escalar un canon con un peso a sus espaldas de la mitad de su cuerpo. Incluso los investigadores se esfuerzan en encontrar evidencia para decir que las mujeres tienen menos fuerza en la parte superior del cuerpo que los hombres, menos capacidad aeróbica, la cual se traduce en capacidad de resistir ejercicios pesados, 37% menos de masa muscular y menor densidad de huesos, la cual contribuye a más fracturas y lesiones estructurales que las que tienen los hombres.
Ahora cuando ponemos en consideración la fuerza y la condición aeróbica, la mujer promedio va a estar detrás del hombre promedio, no un poquito, sino que mucho y en un campo de guerra eso significa que en un instante van a pasar de ser una soldado a ser un equipaje mortal, un equipaje el cual tendrá que ser cargado por los otros soldados porque ella va a tomar el lugar de un hombre que si puede estar a la altura.
Por supuesto unidades de combate del mismo sexo podría resolver ese problema y otros más, generalmente las verdaderas diferencias físicas entre hombres y mujeres no ponen un problema para los mentalmente disonantes, después de todo cuando se trata de violencia doméstica los hombres obviamente son el sexo más fuerte y físicamente más capaz y por lo tanto sólo pueden ser perpretadores. Pero cuando algo tiene algo de prestigio o un cheque atado o incluso el combate, entonces las diferencias se van por la ventana y de repente los hombres y las mujeres son iguales en todas las formas.
Verán en este caso no podemos operar basados en ilusiones, eso es mortal. Podríamos encontrar al fin una salida racional a la doctrina de “Separados pero Iguales”. Las mujeres pueden y deben tomar responsabilidad de defender su país, sin que nuestros hombres terminen innecesariamente muertos en el proceso, ellas pueden hacerlo solas, honestas con el ideal de que pueden hacer lo que sea con o sin la ayuda de los hombres, o como dijo el Presidente Obama:
“Las mujeres pueden hacer todo lo que hacen los hombres y hacerlo mejor y hacerlo con tacones altos”
Uno podría pensar que si él dijese algo aparte de una frase para ganar apoyo y votos de las mujeres el hubiese llamado a Robert Gates para que haga cambios en los roles de combate, el día en el que asumió como comandante en jefe del ejercito o ¿Será que el presidente piensa que las mujeres en el combate es una idea mala? Se ha reducido a endulzar la oreja de las mujeres con la igualdad, mientras que cree en silencio que ellas son inferiores e incapaces para semejante tarea.
¿esto lo convierte en alguien similar a los demás miembros del público? Bueno, uno tiene que hacerse la pregunta. Pero al ser muchas palabras pocas acciones en cuanto a la igualdad, el presidente de los Estados Unidos reflexiona aún más cuando la realidad se choca con la basura de la corrección política y ya no sabe que hacer. Sólo hay un camino que seguir al respecto de mujeres en el combate y ese no es el camino de dejarlas entrar sino que de forzarlas a entrar, al igual que a los hombres y golpear fuerte la puerta de la jaula tan pronto como entren.
Es uno de los muchos cambios que tienen que venir si es que los hombres y las mujeres van a ser tratados con igualdad ante la ley y se nos acaban las opciones que si tienen sentido.
Y al hacer esto verdaderamente vamos a ver que sucede cuando llegue el momento de la verdad, porque el camino más rápido para ver si alguien desea igualdad en serio es dárselas.
Eso es todo por hoy y es el fin de otro episodio de una voz para los hombres y nos vemos la próxima vez.
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