viernes, 11 de marzo de 2011

Drogas, Guerras, Dinero y Sangre

Por Paul Elam



“¿Quieres que yo haga que?” La mirada en la cara de Jerome era desconcertado, enojado.

“Es tal y como lo dije,” respondí. “Por los siguientes 28 días tienes que vivir en estas instalaciones. Tienes que ir a grupos de gente que no conoces y decirles que eres un drogadicto. Tienes que contarles historias sobre como las drogas arruinaron tu vida y lastimaron a tu familia. Tienes que ir a reuniones de Narcóticos Anónimos y hacer lo mismo. Tienes que convencer a todos a tu alrededor de que eres un adicto tratando de mejorarte. Y el hecho de que no tienes ni nunca has tenido un problema de drogas tiene que quedarse entre tu y yo.”

“Si quieres cuidar tu trabajo,” agregué.

Jerome se reclinó en su silla y suspiró profundamente. Sus ojos se pusieron llorosos por un momento y después pararon. Un joven afroamericano que lucía más joven que sus 35 años, Jerome era un hombre de clase trabajadora y no le gustaban las tonterías. Era claro que a él no le gustaban estas tonterías en lo más mínimo.

El había para una compañía telefónica grande en el suroeste desde que tenía 20 años, trabajando su camino desde liniero hasta supervisor de nivel superior. El empezó a trabajar ahí el mismo año en que se casó y ahora tiene tres hijos.

“¿Como diablos pudo haberme pasado esto?” preguntó y sus hijos empezaron a brillar de nuevo.

La respuesta a su pregunta era simple. El trabajaba para una compañía que forzaba periódicamente a sus empleados a entregar fluidos corporales para examinación. En un fin de semana reciente, el fue a una parrillada en la casa de uno de sus amigos y pasaron un cigarrillo de marihuana. Fue una indulgencia infrecuente para él, pero chupó unas cuantas veces y lo pasó.

El lunes siguiente el fue examinado. Las políticas de la compañía le permitieron la opción de intervención y tratamiento o el fin de su carrera, la cual era la única fuente de ingresos para su familia. No habían áreas grises. El hecho de que ellos no empezasen a hacer pruebas de drogas hasta que él hubiese invertido 10 años de su vida trabajando para ellos no les importó. Si diste positivo en la prueba, entonces eres un adicto; un problema y necesitas tratamiento; del tipo caro, a pesar que nadie ha demostrado que esto sea cierto.

Pude haberle dicho a Jerome mucho más sobre como su vida iba a cambiar; el tratamiento ambulatorio obligatorio después de que él sea dado de alta, reuniones de cuidados personales por un año y reuniones de los 12 pasos una hora cada día durante los tres primeros meses después de que se fuese a casa.

Yo no tenía el corazón para esto. El lo descubriría a su debido tiempo y haría ajustes. Por ahora mi única meta era ayudarlo a que no haga nada estúpido. El fue atrapado en el sistema, un sistema en el que yo trabajaba y si él no tenía cuidado podría perderlo todo.

Le dije, así como te digo a ti ahora, que él fue uno de los que tuvo suerte. Los empleadores tienen un impacto poderoso en tu vida si es que ellos lo deciden. Pero no es nada en comparación con el poder que tiene el gobierno.

Absolutamente nada.
Jerome obtuvo una probadita en comparación con lo que está sucediendo en otras partes. Recibió una herida superficial en la guerra con las drogas, la cual regularmente mata a más gente de lo que las drogas matan. Lo hemos estado haciendo por cientos de años; convirtiendo a nuestros compatriotas en criminales; haciendo guerra con nuestra gente en sus propios hogares.

Y como nos reporta el publicador de Mens News Daily, Mike LaSalle, ahora la guerra está llegando muy cerca de casa.
http://mensnewsdaily.com/2010/07/20/a-new-mission-for-liberty-ending-the-insane-drug-war/
Empezó, al igual que muchas ideas mortales, con los políticos. Podemos agradecerle a los demócratas por la introducción de esta idea, pero en algún lugar del camino, los republicanos se metieron para probar que ellos son igualmente estúpidos.

Woodrow Wilson, quien nos dio el Acta de la Reserva Federal, el primer servicios militar obligatorio desde la Guerra Civil y críticas muy favorables a esa película tan increíblemente racista “El Nacimiento de Una Nación”, ayudó a inaugurar en la época en que América se volvió dudosa hábitos personales en las paredes de concreto y barras de acero gris

Se llamó la ley Harrison de Impuestos sobre Narcóticos de 1914 y fue el resultado de casi 15 años de desinformación y de propaganda racista promulgada por los asociados de Wilson
http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_Harrison_de_Impuestos_sobre_Narc%C3%B3ticos

En 1900 el Journal de la Asociación Médica Americana publicó un reporte que dice que “Los Negros en el Sur se están volviendo adictos a una nueva forma de vício – eso de 'oler cocaína' o el 'hábito de la coca'”. Lo que siguió a esto fueron varios reportes del periódico que dicen que la cocaína causa que los negros violen mujeres blancas y que mejoraba la puntería de estos con la pistola.

Ocho años después el Presidente Teddy Roosevelt nombró al Doctor Hamilton Wrigth como el primer comisionado el Opio para los Estados Unidos. Entre sus observaciones más notables fue que “La cocaína con frecuencia dirigida como incentivo al crimen de violación por Negros en el sur y otras secciones del país.”

Wright también declaró que “una de las fases más desafortunadas de fumar opio en este país es el gran número de mujeres quienes se han vuelto envueltas y están viviendo como esposas sin casarse o cohabitando con chinos en los barrios chinos de varias de nuestras ciudades.”

Veamos. ¿Un grupo de locos y cachondos hombres negros y un número creciente de mujeres blancas sueltas y sin reparos de cruzar las fronteras raciales?
Si, hombre, era tiempo para la guerra; hora de imponer un poco de la maldita ley y orden.

Y entonces empezó. La policía empezó a romper cabezas, la mayoría de esas eran de negros y de pobres y las prisiones empezaron a llenarse. Se escribió ley tras ley y se las hizo cumplir sin darle mayor pensamiento que el que le daría Dred Scott. Los límites de la constitución empezaron a ceder.

Tuvo un impulso en 1837 con el acta del impuesto a la marihuana, convertida en ley por Franklin Roosevelt. Y al igual que el acta Harrison, sus raíces están más cercanas al sesgo racial que a la seguridad pública. De hecho la marihuana ha sido criminalizada en tantos estados previamente a la prohibición federal. La mayoría de esto inició en los estados fronterizos y de ahí creció con el miedo a los indígenas mexicanos. Un legislador de Texas dijo: “Todos los mexicanos están locos y esta cosa (la marihuana) es la razón.”

Ahora que tantos hombres de piel café están siendo arrestados nuestras prisiones se han vuelto bilingües.
http://en.wikipedia.org/wiki/Marihuana_Tax_Act_of_1937
http://www.druglibrary.org/Schaffer/library/mj_outlawed.htm

Y las drogas siguen llegando.

Y ahora hay mucho dinero en esto. Mucho dinero, dinero, alimentando a una máquina que está destruyendo las mismas libertades que trata de proteger.

Wilson y Franklin Roosevelt fueron del partido Demócrata, pero al pasar del tiempo las posiciones políticas vacilaron, fueron los republicanos los que tomaron las riendas de la locura anti-drogas, no por prejuicio racial (a pesar de que esa parece ser una gran motivación), sino por el fundamentalismo puritano. Muchos buenos cristianos no consienten la libertad personal cuando se trata de las drogas.

Entonces la derecha ha sido la dueña de la guerra en contra de las drogas desde entonces. Y por los esfuerzos de esos conservadores que quieren “mantener al gobierno lejos de nuestras decisiones personales”, ellos nos han dado la gigantesca DEA, mil regulaciones federales, una coalición como un arco iris de cabezas golpeadas, prisiones repletas, suficientes cadáveres para complacer a Pol Pot, una constitución carente de significado y un montón de funcionarios gubernamentales que literalmente enloquecen con el poder.

Queríamos una guerra con las drogas y eso es exactamente lo que obtuvimos. Sólo que no es que estamos atacando a las drogas, es a la gente a quien atacamos. Es una guerra civil con un final garantizado al estilo Vietnam, al cual vale la pena ponerle atención.

Porque las drogas siguen viniendo.

Pensarías que un siglo de esto sería suficiente para haber aprendido una lección o dos. Es decir, aprendimos algo con el alcohol. Lo hicimos ilegal y después cuando nos cansamos de los mafiosos, los asesinatos en masa, las muertes por envenenamiento con el alcohol de mala calidad, entonces empezamos a pensar que lo que todos querían era seguir bebiendo y nos volvimos un poquito más inteligentes.

El día de hoy, todavía tenemos varias formas de alcohol siendo distribuido en toda la nación, en completa paz sin ninguna economía ilegal y lo más importante, sin balas volando por ahí.

¿Hay consecuencias? Por supuesto. Algunas muy trágicas. Las he visto de primera mando mil veces. Después de todo la mayoría de la gente con la que yo he trabajado no eran como Jerome, a pesar que su situación es el resultado de la ineptitud con la que enfrentamos este problema.

Al final y cualquiera con dos dedos de frente ya debería haberlo deducido, hay muchos problemas que no puedes resolver con una placa y con un arma. Lo mejor que podemos hacer es reducir los daños.

Tristemente, todo lo que tienes que hacer es leer las noticias sobre la frontera con Mexico, o mirar a una de nuestras prisiones, para darte cuenta de que tan lejos estamos de dar nuestro mejor esfuerzo.
http://www.avoiceformen.com/2010/07/20/drugs-war-money-and-blood/

No hay comentarios:

Publicar un comentario