jueves, 14 de junio de 2012

Patriarcado es la Opresión de Los Hombres



Por Typhonblue
Patriarcado es la Opresión de Los Hombres

Ponemos a otros en roles de agente y paciente. Los agentes hacen cosas, a los pacientes les hacen cosas. La gente prefiere darles dolor a los agentes en lugar de a pacientes, incluso aquellos agentes quienes actúan en beneficio de otros. Los agentes, buenos o malos, son vistos como capaces de resistir más dolor que los pacientes y reciben menos simpatía cuando lo hacen [1].

Esta dicotomía divide a la gente en esos a quienes esperamos que saquen los recursos de la sociedad para ser protegidos y proveídos y aquellos que no pueden.

Esta dinámica también puede ser llamada “hiperagencia[2]”. La Hiperagencia es la percepción de que un grupo de personas tienen más agencia de la que en realidad tienen. Ser encasillado en el rol de hiperagente tiene consecuencias negativas significativas para grupos así encasillados y a través de la historia podemos ver grupos de gente marginada encasillada en este roll como chivos expiatorios. Se los ve como que tienen una influencia desproporcionada en la sociedad, entonces son los responsables de todos los males, entonces el castigo o el confinamiento del grupo hiperagente está justificado.

Los hiperagentes sufren de hyposimpatía relativa a los hypoagentes. Los hypoagentes tienen más derechos que los hiperagentes en su habilidad para esperar y demandar que otros los protegan cuando son victimizados y proveer para ellos cuando lo requieren. Los hypoagentes usan su poder a través de la creación y la explotación de la hipersimpatía. La hipersimpatía es una simpatía inflada artificialmente basada en reducir la agencia percibida ante los ojos de otros.

Los hiperagentes por otro lado, son considerados los dispensadores apropiados de violencia a beneficio de los hypoagentes. Se espera también de los hiperagentes que sean un escudo para los hypoagentes para que estos no experimente la violencia de forma directa ni la depredación.

Los hombres, en cada sociedad en la tierra, son encasillados en el rol de hiperagente. Se espera que ellos asuman posiciones de poder en la familia y en las esferas políticas, legales y financieras. Esta es una expectativa de su rol de género y uno que tienen que cumplir o sino serán vistos como “no hombres” y entonces no son valiosos para sus familias y para la sociedad.

Necesito enfatizar la falta de agencia de los hombres sobre supuestos de la posición de hiperagente.

Se fuerza a los hombres a asumir el rol de hiperagente en varias formas. Algunos hombres se les fuerza como condición de ser considerados hombres; por ejemplo en comunidades que tienen la práctica cultural de señalar al hombre como la cabeza de la familia (a pesar de que hay evidencia que indica que los hombres tienen menos control verdadero sobre sus casas en comparación con la verdadera cabeza de la casa, la mujer que lo tomó a él como marido.)  Se espera que los hombres adquieran hiperagencia a través de participar en sistemas que esperan sacrificio emocional y de la salud física como costo de participar.

Forzar a los hombres a la hiperagencia como condición de su género permite una grande y variada reserva de hombres vulnerables – hechos vulnerables por la indiferencia de una sociedad relativa a su sufrimiento y a sus muertes – para que la sociedad sacrifique cuando y donde requiera ese sacrificio.

Sin la precepción de hiperagencia masculina, cultivada a través de reglas culturales sobre “la cabeza de la familia” y el “sexo fuerte”, entonces no habría esta montaña de cuerpos humanos para lanzar a la trituradora de madera.

Esto crea un ciclo auto-reforzado. Los generales existen porque hay decenas de miles de soldados rasos dispuestos a dar sus vidas a sus órdenes; decenas de miles de soldados rasos existen porque los hombres han sido confiados en el rol de hiperagentes entonces la sociedad va a ignorar sus muertes; los hombres han sido esterotipados universalmente como hiperagentes por las expectativas porque los Generales son hombres. Pero los generales son hombres porque sólo los hombres están tan motivados por la expectativa de asumir hiperagencia que van a resitir el daño emocional de enviar a miles de personas a sus muertes. (Sin importar si el daño emocional es disminuido por el hecho de que esas miles de personas son mayormente hombres.)

Los hombres mueren en la guerra precisamente porque nuestros líderes son hombres.

(De hecho al discutir que excluir a las mujeres de posiciones de poder es opresión para las mujeres cuando esas posiciones de poder sólo existen porque otros hombres están dispuestos a sacrificar sus vidas para crearlas parece ser un desliz moral del peor tipo.)

Lejos de darle poder a los hombres, el rol de un hombre como hiperagente les quita poder.

Cada institución cultural que encasilla a los hombres en el rol de hiperagente priva emocionalmente de derechos a los hombres como un grupo. Ellos se convierten víctimas de la hyposimpatía y son incapaces de generar preocupación por las vulnerabilidades de otros. (En lugar de que sus vulnerabilidades nazcan del desprecio y el ostracismo.) Simplemente, mientras más instituciones culturales que presuntamente excluyan a las mujeres del rol de hiperagente, más las mujeres son percibidas como hypoagentes en comparación con los hombres, mientras más hipersimpatía reciban las mujeres entonces más sufren los hombres de hyposimpatía.

En un sistema, donde la hypoagencia obvia beneficie a las mujeres al emanciparlas con hipersimpatía, las mujeres vigilando el comportamiento de otras mujeres – incluyendo las que se resisten a la obvia emancipación política de las mujeres como demuestra la liga antisufragio, liderada por mujeres – para asegurarse que todas las mujeres jueguen el rol de hypoagente tiene mucho sentido.

En lugar ser tontas del patriarcado, esas mujeres estaban protegiendo la dinámica que produce la hipersimpatía que entonces ellas pueden explotar para beneficiarse a si mismas.

Conversamente forzar a los hombres al rol de hiperagente representa una perdida real y frecuente de potencial empático. Pone a los hombres en una posición inferior en comparación con las mujeres cuando se negocia simpatía de la sociedad como un todo.

Y nadie en la historia jamás le pidió permiso a los hombres antes de forzarlos a participar de todo esto.

[1] “Moral Typecasting: Divergent Perceptions of Moral Agents and Moral Patients” http://www.wjh.harvard.edu/~wegner/pdfs/Gray%20&%20Wegner%20(2009)%20Moral%20Typecasting.pdf
[2] Le doy crédito a GirlWritesWhat por crear el término “hiperagencia.”


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