Por Typhonblue
Patriarcado es la Opresión de
Los Hombres
Ponemos a otros en roles de
agente y paciente. Los agentes hacen cosas, a los pacientes les hacen cosas. La
gente prefiere darles dolor a los agentes en lugar de a pacientes, incluso
aquellos agentes quienes actúan en beneficio de otros. Los agentes, buenos o
malos, son vistos como capaces de resistir más dolor que los pacientes y
reciben menos simpatía cuando lo hacen [1].
Esta dicotomía divide a la
gente en esos a quienes esperamos que saquen los recursos de la sociedad para
ser protegidos y proveídos y aquellos que no pueden.
Esta dinámica también puede
ser llamada “hiperagencia[2]”. La Hiperagencia es la percepción de que un grupo
de personas tienen más agencia de la que en realidad tienen. Ser encasillado en
el rol de hiperagente tiene consecuencias negativas significativas para grupos
así encasillados y a través de la historia podemos ver grupos de gente
marginada encasillada en este roll como chivos expiatorios. Se los ve como que
tienen una influencia desproporcionada en la sociedad, entonces son los
responsables de todos los males, entonces el castigo o el confinamiento del
grupo hiperagente está justificado.
Los hiperagentes sufren de
hyposimpatía relativa a los hypoagentes. Los hypoagentes tienen más derechos
que los hiperagentes en su habilidad para esperar y demandar que otros los
protegan cuando son victimizados y proveer para ellos cuando lo requieren. Los
hypoagentes usan su poder a través de la creación y la explotación de la hipersimpatía.
La hipersimpatía es una simpatía inflada artificialmente basada en reducir la
agencia percibida ante los ojos de otros.
Los hiperagentes por otro
lado, son considerados los dispensadores apropiados de violencia a beneficio de
los hypoagentes. Se espera también de los hiperagentes que sean un escudo para
los hypoagentes para que estos no experimente la violencia de forma directa ni
la depredación.
Los hombres, en cada sociedad
en la tierra, son encasillados en el rol de hiperagente. Se espera que ellos
asuman posiciones de poder en la familia y en las esferas políticas, legales y
financieras. Esta es una expectativa de su rol de género y uno que tienen que
cumplir o sino serán vistos como “no hombres” y entonces no son valiosos para
sus familias y para la sociedad.
Necesito enfatizar la falta de
agencia de los hombres sobre supuestos de la posición de hiperagente.
Se fuerza a los hombres a
asumir el rol de hiperagente en varias formas. Algunos hombres se les fuerza
como condición de ser considerados hombres; por ejemplo en comunidades que
tienen la práctica cultural de señalar al hombre como la cabeza de la familia
(a pesar de que hay evidencia que indica que los hombres tienen menos control
verdadero sobre sus casas en comparación con la verdadera cabeza de la casa, la
mujer que lo tomó a él como marido.) Se
espera que los hombres adquieran hiperagencia a través de participar en
sistemas que esperan sacrificio emocional y de la salud física como costo de
participar.
Forzar a los hombres a la
hiperagencia como condición de su género permite una grande y variada reserva
de hombres vulnerables – hechos vulnerables por la indiferencia de una sociedad
relativa a su sufrimiento y a sus muertes – para que la sociedad sacrifique
cuando y donde requiera ese sacrificio.
Sin la precepción de
hiperagencia masculina, cultivada a través de reglas culturales sobre “la
cabeza de la familia” y el “sexo fuerte”, entonces no habría esta montaña de
cuerpos humanos para lanzar a la trituradora de madera.
Esto crea un ciclo
auto-reforzado. Los generales existen porque hay decenas de miles de soldados
rasos dispuestos a dar sus vidas a sus órdenes; decenas de miles de soldados
rasos existen porque los hombres han sido confiados en el rol de hiperagentes
entonces la sociedad va a ignorar sus muertes; los hombres han sido
esterotipados universalmente como hiperagentes por las expectativas porque los
Generales son hombres. Pero los generales son hombres porque sólo los hombres
están tan motivados por la expectativa de asumir hiperagencia que van a resitir
el daño emocional de enviar a miles de personas a sus muertes. (Sin importar si
el daño emocional es disminuido por el hecho de que esas miles de personas son
mayormente hombres.)
Los hombres mueren en la
guerra precisamente porque nuestros líderes son hombres.
(De hecho al discutir que excluir a las mujeres de posiciones de poder
es opresión para las mujeres cuando esas posiciones de poder sólo existen
porque otros hombres están dispuestos a sacrificar sus vidas para crearlas
parece ser un desliz moral del peor tipo.)
Lejos de darle poder a los
hombres, el rol de un hombre como hiperagente les quita poder.
Cada institución cultural que
encasilla a los hombres en el rol de hiperagente priva emocionalmente de
derechos a los hombres como un grupo. Ellos se convierten víctimas de la
hyposimpatía y son incapaces de generar preocupación por las vulnerabilidades
de otros. (En lugar de que sus vulnerabilidades nazcan del desprecio y el
ostracismo.) Simplemente, mientras más instituciones culturales que
presuntamente excluyan a las mujeres del rol de hiperagente, más las mujeres
son percibidas como hypoagentes en comparación con los hombres, mientras más
hipersimpatía reciban las mujeres entonces más sufren los hombres de
hyposimpatía.
En un sistema, donde la
hypoagencia obvia beneficie a las mujeres al emanciparlas con hipersimpatía,
las mujeres vigilando el comportamiento de otras mujeres – incluyendo las que
se resisten a la obvia emancipación política de las mujeres como demuestra la
liga antisufragio, liderada por mujeres – para asegurarse que todas las mujeres
jueguen el rol de hypoagente tiene mucho sentido.
En lugar ser tontas del
patriarcado, esas mujeres estaban protegiendo la dinámica que produce la
hipersimpatía que entonces ellas pueden explotar para beneficiarse a si mismas.
Conversamente forzar a los
hombres al rol de hiperagente representa una perdida real y frecuente de
potencial empático. Pone a los hombres en una posición inferior en comparación
con las mujeres cuando se negocia simpatía de la sociedad como un todo.
Y nadie en la historia jamás
le pidió permiso a los hombres antes de forzarlos a participar de todo esto.
[1]
“Moral Typecasting: Divergent Perceptions of Moral Agents and Moral Patients” http://www.wjh.harvard.edu/~wegner/pdfs/Gray%20&%20Wegner%20(2009)%20Moral%20Typecasting.pdf
[2] Le doy crédito a GirlWritesWhat por crear el
término “hiperagencia.”
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