lunes, 20 de diciembre de 2010

Rompiendo El Mal: El Hombre Como Criminal Designado.


Por John Hembling

En el libro de 1989, “Definiendo La Violación”, la autora feminista Linda Brookover Bourque argumentaba que debe de haber un cambio en el trabajo de probar en casos de violación hacia la defensa, la cual debería de establecer con preponderancia de evidencia que, que la mujer que dice haber sido violada dio su consentimiento claramente para tener sexo. Este argumento se hizo en la página 178 de su libro.

Este no es un argumento a favor de que los hombres obtengan consentimiento antes de tener sexo. No, lo que ella dice es que hay que alterar el principio de la jurisprudencia occidental en el que el acusado es inocente hasta que se pruebe su culpabilidad a través del proceso de evidencia. Bourque propone un sistema de acusaciones, nuevo y mejorado en el que las acusaciones de violación, la corte asume que el acusado es culpable y el acusado debe de presentar enorme evidencia de su inocencia.

El artículo 11 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, la cual fue adoptada en 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas unánimemente, describe el principio de presunción de inocencia de la siguiente forma:

Cualquier persona acusado de una ofensa penal tiene el derecho a ser presumido inocente hasta que se pruebe su culpabilidad de acuerdo a la ley en un juicio público en el cual el/ella tiene las garantías necesarias para su defensa.


En las leyes occidentales, siempre ha sido el caso de que el trabajo de la prueba descansa en los hombros del grupo que avanza una proposición afirmativamente.

En el valiente nuevo mundo de la jurisprudencia del feminismo radical, para los hombres, la obligación en cara a una acusación descansa en los hombros del acusado, y la presunción sería de culpabilidad.

Llamamos a nuestro sistema de leyes, cortes y policía “el sistema de justicia”. Es improbable que lo llamemos así en el futuro cercano, porque el principio de la justicia difícilmente es la filosofía que fundamenta a nuestro sistema judicial. A través de una campaña de 40 años de cabildeo, desinformación, activismo de educación y periodismo sesgado; la construcción a la que llamamos sistema de justicia está cambiando a ser una herramienta de privilegio y control.

Susan Caringella, una profesora de sociología en la universidad de Michigan del Oeste escribio en su libro del 2008 “Enfrentando a la Reforma de Violación en la Ley y en La Práctica”:

"Ya es hora de que le demos a justicia a las víctimas, es hora de desmantelar la celosa sobreprotección de los hombres acusados de este crimen, el cual ha sido aumentado por los mitos de las acusaciones falsass, otros motivos y así sucesivamente, comúnmente aceptados cuando se hace una acusación de violación y cuando se retira."


Caringella comete la falacia a la lógica formal de usar una premisa tácita mayor o “sugiere la pregunta” cuando ella menciona la celosa sobreprotección de los hombres acusados del crimen de violación. No existe semejante protección, de hecho, los hombres acusados de violación son nombrados frecuentemente, previo a cualquier procedimiento legal o previo a presentación de evidencias, mientras que las mujeres que hacen semejantes acusaciones como presuntas víctimas están protegidas y se las mantiene legalmente anónimas.
De forma similar a Linda Bourque, Caringella está argumentando para la desmantelación del debido proceso judicial y el establecimiento del principio legal de culpable por ser acusado para los hombres.

La feminista radical Jessica Valenti recientemente lanzó su considerable influencia detrás de la grotesca idea en un artículo del Washington Post publicado el 12 de Diciembre del 2010 llamado “Lo que nos enseña el caso Assange sobre las violaciones en América.”

Valenti sugiere que America debería modelar sus leyes de violación al estilo Sueco donde los activistas y expertos legales quieren cambiar la ley, de modo que el trabajo de buscar pruebas caiga en el acusado. De hecho, a pesar de que la posición de Valenti pide una perversión monstruosa al concepto de la justicia, deberíamos agradecerle por volver a traer un tema de activismo legal feminista de hace décadas a la luz pública.

Mientras que la presunción de culpabilidad en las acusación de violación de hombre-a-mujer es algo por lo que los activistas y legisladores luchan, se pierde otro punto y es el punto de las construcciones dentro de la sociedad occidental bajo el gobierno de la ley basado en el principio de justicia, ya no funciona en la realidad. El gobierno de la ley todavía funciona, por supuesto, pero se ha convertido en el gobierno de la ley privada, donde las leyes civiles y criminales son aplicadas de forma diferente dependiendo de la clase social.

En los dos últimos años hemos mirado como los banqueros quienes hicieron préstamos fraudulentos e irresponsables y perdieron, se les pagó un rescate financiero de 7 billones de dólares y el trabajo de pagar ese rescate va a ser transferido al público. Esto es la ley privada para cada rico, en la cual la responsabilidad y el riesgo de las apuestas de los banqueros es transferida a los americanos de clase media. Los que son muy ricos siempre han gozado de ese privilegio – eso es lo que significa “ley privada” - pero otro grupo privilegiado – las mujeres, están haciendo uso de un poder mucho mayor para ventajas sociales y legales, a expensas de los hombres en nuestra sociedad.

Esto se expresa en leyes como el título IX y la ley de violencia en contra de las mujeres, a pesar de la realidad de que los hombres tienen mayor probabilidad de ser víctimas de violencia. Y pronto va a ser expresado en el principio legal de culpable por se acusado. Esta es la carta de victoria suprema de la utopia feminista, o tal y como la llamé alguna vez, el relampagueante dedo eléctrico del feminismo.

No nos estamos preparando como sociedad para movernos a un mundo en el que los hombres no sean personas, o sean esclavos. Ya estamos ahí; la única pregunta ahora es sólo cosa de grados.

En el pasado, he discutido la necesidad de reconocer que la caballerosidad es un sistema de control social, atando la posición social a un grado de conformidad para que los hombres sirvan a las mujeres. He declarado que la auto-actualización de los hombres requiere que los hombres rechacemos el concepto de la caballerosidad.

También sugería que el concepto de heroísmo sea reconocido como uno basado en subyugación de la actualización personal para los hombres en favor de los demás o el colectivo. La etiqueta heroe; es una forma de cegar a las personas para que no vean la esclavitud personal.

La transformación en curso del sistema legal de uno basado en la justicia a uno basado en el control de una clase de gente por sobre otra sugiere algo más profundo para los hombres y su auto-identidad y el concepto de es lo que significa ser ético. Cuando la ley deja de ser una ley de justicia y se convierte en una de apartheid incremental, hay un mandato ético de auto-propiedad hecho por los individuos que deben de aceptar ser identificados como criminales.




Mientras que sería fácil llegar a la trampa del cinismo y aceptar la filosofía auto-complaciente de que “lo que es bueno, es lo que es bueno para mí”, voy a desviarme cuidadosamente del terreno suave y también voy a aconsejar a otros hombres luchando por definirse a si mismos fuera del rol inalcanzable que la sociedad permite – o se más de lo mismo.

Lo que estoy sugiriendo aquí o lo que estoy contemplando aquí es un camino más difícil que una simple filosofía del auto-interés. A pesar de que durante la mayor parte de mi vida, mientras se han aprobado leyes en las que he estado en desacuerdo o que he pensado que son tontas, las he visto dentro del marco legal como un buen punto de referencia para la conducta ética, para mí y también para otros.

Incrementalmente, con leyes que no sólo criminalizan la identidad masculina, sino que también buscan caracterizar el comportamiento humano y normal como si fuera patológico, la ley pierde su legitimidad como una medida de lo que es normal, moral y ético. No son sólo un puñado de leyes las que amenazan a la cordura en la concepción de los derechos humanos; es el sistema de la ley que se ha pervertido en una herramienta de una ideología basada en el odio, la cual en la filosofía que contemplo, se convierte en un anatema para continuarme identificando como un “ser humano ético”.

Esto nos trae un problema, o al menos en la forma de una posición contemplativa, o al menos eso es lo que aparenta ser. Sin la base social en la cual se pueda confiar, la ley ya no es adecuada, puede que sea muy difícil desafiar a un juez sobre lo correcto de un curso de acción o una decisión. Los humanos, ya que somos animales sociales, estamos muy influenciados por la presión social y no necesito tener poderes para ver el futuro para decir que la censura y la condena de la mayoría va a ser seguida por acciones de los hombres decidiendo por si mismos a rechazar modelos de comportamiento masculino socialmente esperados. No sólo los modelos socialmente esperados, sino que el cambio en el sistema legal desde uno de justicia a uno de control basado en la identidad sexual, hace que la auto-determinación ética se desvíe a una nueva definición de la criminalidad.


Estoy conciente que los que se oponen a los derechos de los hombres van a saltar y decir que estoy apoyando comportamientos criminales como la violación y si alguien escucha o lee esto se le ocurre decir semejante cosa, tienen mi bendición. Me gusta que mis oponentes digan mentiras absurdas, porque hace que destruir sus argumentos algo muy simple.

No, el problema que yo mencionaba hace algunos minutos es el clima de criticismo reaccionario, encontrando un camino confiable al auto-interés ético podría ser un desafío considerable. Por otro lado los caminos recientemente forjados son los más duros la primera vez que se caminan y pueden parecer mucho más desalentadores de lo que demuestran serlo en el viaje. No tengo miedo a una identidad de criminal.

Ahora, también es fácil contemplando esta filosofía el hecho de salirse; de ser un fantasma.

Existe un subconjunto muy grande del movimiento por los derechos de los hombres caracterizados por la frase “Hombres Haciendo Lo Que Quieren” y para algunos significa la mutilación de una fracción de la sociedad civil. No condeno esa opción, no es lo que estoy discutiendo aquí. Mi identidad actual y continua incluye una participación fuerte en la comunidad de mis amigos, colegas, asociados, etc. Me desgastan las convenciones sociales, las cuales encuentro objecionables y no es por mi ausencia.

Los oponentes a los derechos de los hombres, como Valenti, ya han demostrado un deseo por redefinir al acto más básico de procreación como una aberración. Tomar un acto fisico que por siglos ha sido una expresión de amor y lo llaman un acto de violencia.

Caracterizar el intento de Valenti como perverso es algo inadecuado, pero mi vocabulario falla en cuantificar la enormidad de esto.

En Inglaterra, donde el feminismo radical esta más adelantado que en los Estados Unidos, un hombre quien se aleja de una mujer a la mitad de una discusión es caracterizado como que ha cometido asalto a la mujer. En Francia, críticas de un hombre a su esposa es tratado bajo la ley francesa como un abuso. En Escocia, coquetear sin el consentimiento explícito es considerado un crimen. ¿Alguien tiene alguna duda de en contra de quien se ejerce la ley?

Mientras que lo normal está siendo incrementalmente redefinido como anormal y que la biología y la identidad masculina son llamadas patológicas por ideólogas feministas, para seguir siendo un hombre, justo en el centro de la actividad, en lugar de ser un animal doméstico y servil habrá que llevar el sello y el estigma de un criminal. No hablo de un criminal en el sentido bonito y comercial del chico malo de Hollywood, me refiero a la definición antigua. Un enemigo del estado. Ciertamente un enemigo del status quo. El individuo con auto-determinación ética es y por supuesto siempre será un enemigo del estado – y de la ideología colectivista.

Una pregunta que salta a mi mente es, ¿las ideólogas feministas van a configurar la reorganización de la ley occidental para evitar subyugar a sus hermanos, padres e hijos? Sospecho que la respuesta es no. Pero las académicas feministas y los legisladores ¿Reconocen las consecuencias de hacer que una clase social quienes tradicionalmente han sido los solucionadores de problemas, filósofos y los diseñadores de sus alrededores en criminales legislados por su identidad?

Ante eso sospecho que la respuesta también es: no

John Hembling es un activista por los derechos de los hombres de Canadá, quien es el anfitrión del canal de Youtube JohnTheOther.

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