Por Johntheother
El sábado 30 de junio, las
putas en Vancouver marcharon. El segundo año del movimiento internacional de la
marcha de las putas, yo asistí a la versión del evento en mi ciudad, armado con
una lista de preguntas, una cámara, una grabadora y un amigo ADH para que me cuide
la espalda. Recordando el odio sin tapujos de la primera vez que se hizo este
evento al cual asistí el año pasado, yo esperaba que me ataquen los caballeros
blancos, ansiosos de mostrar que tan leales son a sus superioras feministas y a
su doctrina sagrada. Lo que encontré en la Marcha de las Putas en Vancouver
2012 me dejó un poquito sorprendido.
Para ser justos, parte de la
culpa por la ausencia de multitudes le pertenece en parte al clima de
Vancouver. Sin embargo, resulto que 1/8 del público del año pasado no puede ser
culpado solamente al como deprime la lluvia. El clima húmedo de la costa oeste
no puede ser el único responsable de la baja asistencia, sino que el
responsable es un cambio sustancial en el tono de la segunda marcha de las
putas. Ya se fueron los cientos de letreros idénticos, hechos por
profesionales, todos con el mismo tipo de letras diciendo “enséñenles a los
hombres a no violar.” De hecho, habían unos cuantos letreros en total, y esos
pocos eran evidentemente hechos a manos, colgando de los cuellos de un pequeño
número de miembros de la marcha de las putas. La brigada de voluntarios con
camisetas iguales como de uniforme, mostrando los colores de los refugios para
violaciones de Vancouver están igualmente ausentes. Este año, pocos
organizadores fueron visiblemente identificables por bandas de color naranja en
los brazos. También, a pasos de la galería de arte de Vancouver, un montón de
posters presentes el año anterior, esta vez había menos y estos posters eran
hechos a mano con slogans escritos en cartón café. Oh cielos.
Sin embargo, animando la
marcha de las putas de este año hubieron algunos participantes entusiastas,
vestidos en ropa de neón brillante. Desafortunadamente para las putas
marchantes, estos caballeros o damas, quienes lograron robar la atención de
todos los demás no eran parte de la marcha de las putas. Ellos estaban
promocionando sus propio evento de condición física, un show de danza.
Aparentemente no se habían dado cuenta y no estaban motivados en las putas
políticas, los caballeros con disfraces del show de danza mostraron sus
traseros para el visible entretenimiento de los fotógrafos y otros asistentes.
A pesar del número reducido de
asistentes, logré hacer unas cuantas preguntas. Lo que aprendí es que este
evento es, a pesar de su publicidad y público reducido, sobre diferir la
responsabilidad de la seguridad en público. Un grupo de 4 hermanas en el final
de sus 20s, era vigiladas por una madre vieja de 60 años la cual después de
mucho doble discurso admitió que su meta era un mundo en el cual las mujeres
puedan ir a cualquier parte, hacer lo que sea, con o sin ropa, borrachas o
sobrias, y esperar completa seguridad. Yo señalé que nadie puede hacer esto, y
que el mundo real no funciona así. Ella estuvo de acuerdo a regañadientes, pero
insistió en que el mundo debería ser como ella dice.
Sin embargo, a pesar de que es
difícil obtener la meta expresada de un mundo de fantasía, porque la madre de
más de 60 años hizo su mejor esfuerzo para recaracterizar mis preguntas neutral
en acusaciones violentas y llenas de odio.
A pesar de que me opongo
filosóficamente a un movimiento al cual lo veo como socialmente corrosivo, la
meta de mis preguntas era realmente descubrir las opiniones de los asistentes a
la marcha de las putas, y conversar de forma civilizada aunque fue un desafío
para mi disciplina el filtro de odio de la chaperona vestida como una
prostituta del siglo 19.
Otra asistente me explicaba,
cuando pregunte si la palabra puta estaba siendo reclamada. SU letrero hecho a
mano de manera económica con la simple palabra. “Puta” normalmente una pregunta
grosa, yo pregunté por la definición, ella eventualmente declaró “mujer
liberada sexualmente” yo no le intente explicar que es lo que significa esa
frase, puesto que ella parecía haberse cansado desde la primera pregunta.
Ella si declaró que la
dinámica sexual usual de los hombres compitiendo por atención femenina, y las
mujeres seleccionando competidores que no existen y que una mujer con muchos
compañeros sexuales era de hecho una exitosa seductora de exactamente la misma
forma en la que un hombre lo era. Yo no me molesté en cuestionar su punto de
vista, pero si tengo el mal hábito de dejar que mi cara demuestre mis dudas.
Habían varios conferencistas
públicos, uno de ellos era una ex-prostituta quien hizo algunas confesiones
interesantes. Primero que todo estaba la declaración que ella había tenido más
de 20.000 penes insertados en varios orificios corporales. Inmediatamente siguiendo
esta declaración estaba la confesión de que ella lo había hecho “porque [ella]
estaba llena de odio.”
Entre estas dos declaraciones,
no puedo evitar mi propia observación de que es semejante posesión por el odio,
y no el número de penes lo que motiva evitar la responsabilidad de un
individuo, ya sea con un conocido o con proveedor de servicios sexuales. Sin
embargo, para la multitud que asistió, ambas declaraciones merecían aplausos,
la de los 20.000 penes y la de estar consumida por el odio.
Ésta conferencista también
hablo en tonos dispares de una mujer quien fue removida de la custodia de su
hijo, porque ella había abofeteado al niño de 6 años que estaba cuidando. La
razón por la cual fue despedida (abuso físico de un menor de edad) fue dada en
un tono de desprecio, sin reconocimiento aparente de que violencia contra el
niño es un comportamiento indefendible – particularmente para una adulta a
quien se le paga por cuidar de ese niño.
Ni una de las asistentes a la
marcha de las putas en la audiencia comentó, a pesar de que uno de los miembros
del grupo de danza, vestido de Neón, gritó desde afuera del esceneario: “bueno,
tú no debiste abofetear al niño.”
Otra conferencista, esta
estaba en sus 30s y no había sido una ex trabajadora sexual siguió con una
larga declaración de que nadie debería de ser juzgado basado en su apariencia o
su ropa. Ella trataba de expresar, por supuesto, que las mujeres que usan ropa
que atrae atención sexual deberían de ser capaces de elegir de quien es válida
la atracción sexual, y de quien no es válida. Nadie señaló que la ropa
masculina es un sistema de medida principal para que las mujeres determinen de
quien son válidas las atenciones y de quien no. En este punto del evento, ya
tuve suficiente para señalar las falsedades obvias y listar todas las
negaciones de realidad de parte de unas bebitas adultas.
Sin embargo, el movimiento de
la marcha de las putas no parece haberse debilitado por su obvio y descarado
odio hacia los hombres. La atención de la prensa desde su concepción en el 2011
de este coordinado ejercicio de vergüenza pública y su coerción ha chupado su
buena parte de este motor de odio. Si la marcha de las putas sigue existiendo
el próximo año, va a ser así sólo si el movimiento substancialmente se redefine
a si mismo. El odio desnudo se ha desgastado tanto que incluso las mayores
putas marchantes aparentemente se están saliendo del movimiento.
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