La violencia familiar ha sido el campo predilecto en el cual el feminismo ha ocultado la verdad por décadas, pero felizmente se he hecho la luz y ahora sabemos la realidad de la llamada, "mujer maltratada" Esta imagen ha sido un mensaje claramente propagandístico no para defender a la mujer sino para que ciertos grupos hagan carreras universitarias o accedan indirectamente al poder. A continuación resumimos como está la situación de la violencia en la vida de las parejas, esposos o enamorados.
ANTECEDENTES
1.- Puede decirse que la violencia familiar es reconocida como un serio problema social en los primeros años de la década de los 70. Pusieron en el tapete el problema, al alimón, la investigación y el activismo de género, determinando que esta situación era en los hechos más frecuente de lo que se creía.
2.- El error, tal vez premeditado, fue enfocarse en los casos extremos de violencia contra la mujer, llevada acabo por sujetos perturbados, que dio origen a las casas de acogida y al tratamiento obligatorio para los agresores. No estaba mal pero no reflejaba la verdadera realidad.
3.- Para peor, la investigación basada en muestras provenientes de los juzgados y de los centros de atención de mujeres maltratadas dio lugar inevitablemente a una selección de la población estudiada, contraria a la metodología científica que ha llevado a equívocos por años, hasta el presente.
4.- La selección de la muestra, estudiar sólo la población femenina y encima la que había sufrido maltratos y la ideología feminista hegemónica por esa época, hicieron que surgiera la idea de que el varón era el exclusivo agresor.
5.- Sin embargo, la investigación posterior mostró una realidad diferente: tasas equivalentes de violencia, protagonizada tanto por hombres cuanto por mujeres. Estos nuevos hallazgos fueron recibidos con marcado escepticismo e incluso rechazo por la comunidad de activistas de género.
6.- El mismo prejuicio y selección de la muestra podemos verificarlos en el presente en el estudio de la OMS "Salud femenina y violencia doméstica contra las mujeres" 2005, que no es una investigación sobre la pareja, es una muestra seleccionada y cuyo mismo título adelanta lo que se supone debería probarse.
7.- La Organización Mundial de la Salud muta muchas veces de organismo técnico a político, como en este caso, adoptando una ideología determinada, aunque no declarada, que trata de pasar por ciencia.
8.- Para terminar con este asunto, los autores reconocen la importancia de poder contar con una muestra de la población masculina, pero dan razones increibles para explicar porque no lo hicieron: proteger la seguridad de las mujeres encuestadas y los gastos que ocasionaría.
TEORIA FEMINISTA
9.- La teoría feminista asumió la ideología de que la violencia del hombre hacia la mujer era consecuencia directa de la sociedad patriarcal y por tanto exclusivamente masculina. Posición dogmática que se mantiene hasta nuestros días.
10.- Esta teoría, sobre la que se basa la afirmación anterior, es un verdadero "paradigma", que da lugar a un conjunto de creencias desde las que se percibe al mundo, compartidas por un grupo y que les sirve de defensa frente a la información que contradiga las bases del paradigma.
11.- El feminismo percibe las relaciones sociales bajo la óptica del género en una sociedad patriarcal. En esta visión neo marxista, el hombre (el burgués) trata de obtener, a través de la fuerza, ventajas sobre la mujer (la proletaria).
De modo que la violencia familiar sería un maltrato físico del hombre para mantener su poder frente a la mujer y en caso que procediera de ésta tendría sólo un carácter defensivo con fines de autoprotección.
LA METÁFORA
12.- La violencia entre la pareja es mucho más compleja y ocurre muchas veces entre los integrantes, es decir participando los dos por igual, y en otras un solo miembro es el agresor, por lo general la mujer.
13.- La "mujer víctima" ha resultado siendo una composición literaria, metáfora, que busca no tanto defender a la mujer sino que grupos de feministas radicales traten de alcanzar el poder a como de lugar. La estrategia en el caso no está interesada en el valor académico de sus afirmaciones sino más bien en si éstas son o no útiles a sus propósitos; tampoco procura fundamentar sus argumentos porque sus objetivos son propagandísticos.
14.- Explicaciones de la violencia en la pareja heterosexual (de paso señalaremos que entre lesbianas es mayor) han dado lugar a varias hipótesis, diferentes a las del dominio hombre-mujer, que van desde problemas para integrarse en la intimidad hasta disturbios psicológicos en uno o ambos integrantes.
15.- Para el varón, no es la reacción natural hacer públicas las agresiones sufridas que por otro lado tiende a subestimar. Tampoco está sujeto a una norma de la fuerza social como aquella que dice "a la mujer ni con el pétalo de una rosa"
PALABRA DE LA CIENCIA
16.- A continuación transcribimos las primeras líneas del resumen de un último artículo científico que trata sobre la violencia doméstica y que no hace más que confirmar los hallazgos similares de los últimos veinte años:
Se trata del trabajo de los investigadores Whitaker, Haileyesus, Swahn y Saltzman, titulado "Differences in Frequency of Violence and Reported Injury Between Relatioships With Reciprocal and Nonreciprocal Intimate Partner Violence" (Las diferencias en Frecuencia de la Violencia y Lesiones reportado entre las relaciones con la violencia del compañero íntimo recíproco y no recíproco) publicado recientemente en la prestigiosa revista americana de salud pública, American Journal of Public Health, May 2007, 97, 5, pg.941.
17.- El resumen mencionado dice entre otras cosas lo siguiente:
"La investigación buscó examinar la prevalencia de la violencia en las relaciones íntimas de pareja, ya tenga ésta carácter recíproco (es decir, cometida por ambos miembros de la pareja) o no recíproco (cuando proviene de uno solo de ellos). Se interesó en determinar si la forma recíproca de la violencia entre la pareja estaba relacionada a la frecuencia de la agresión y a las lesiones consecuencia de la misma.
Se analizan los datos del Estudio Nacional de Salud Adolescente, 2001 en jóvenes norteamericanos de 18 a 28 años de edad. Esta encuesta contiene información específica acerca de las lesiones y la violencia en la pareja y fue realizada en 11,370 jóvenes en 18,761 relaciones heterosexuales. Hemos encontrado que casi el 24% de todas las relaciones examinadas habían tenido algo de violencia y que la mitad (49.7%) fueron con violencia de carácter recíproco (proveniente de cualquiera de los integrantes de la pareja).
En relaciones violentas de carácter no recíproco (violencia a partir de un integrante) las mujeres fueron las agresoras en más del 70% de los casos. El carácter recíproco de la violencia fue asociado con una mayor frecuencia cuando se trató de las mujeres , pero no en los hombres .
Considerando las lesiones, los hombres tuvieron mayor preeminencia para causar lesiones que las mujeres, y la violencia de pareja de carácter recíproco estuvo asociada con mayor número de lesiones de lo que fue si esta tenía la forma de violencia no recíproca, sin considerar el género del agresor.
RESUMEN
La violencia familiar aparece como un serio problema social a comienzos de la década de los 70, pero desde el principio fue distorsionada por la ideología feminista, que fiel a su sesgo doctrinario, afirmó que esta era exclusivamente perpetrada por el varón.
Las investigaciones de los últimos veinte años dicen lo contrario: en la violencia de pareja participan los dos integrantes con tasas muy similares y, cosa sorprendente, algunas veces es mayor la violencia en que la mujer es protagonista principal. Las agresiones sufridas por los hombres no cobran notoriedad por una serie de razones de naturaleza cultural y la propia reacción del varón agredido.
Por último, les presento un caso de violencia domestica de mujer hacia hombre, saquen sus conclusiones:
El miembro de Médicos sin Fronteras, colaborador de radio y televisión, J. S., sufrió en 2005 uno de los procesos inquisitoriales más traumáticos de su vida.
La voz de una mujer le dijo al teléfono: «Te llamo de la comisaría de la calle Rubio Gali. Tienes una denuncia por malos tratos y queremos charlar contigo». Semanas antes había entrado en vigor la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.
Nada más identificarse, sin leerle sus derechos ni informarle de qué se le acusaba, un grupo de agentes procedió a tomarle las huellas dactilares, a hacerle fotos de frente y de perfil. Luego le colocaron unas esposas para conducirle a los calabozos.
«Ya que me van a enchironar quiero que vean esto», y entregó un DVD a una de las mujeres policías. La agente lo cogió y le echó un vistazo. Pero la escena que le devolvió el ordenador le puso los pelos de punta. Una mujer, blandiendo un enorme cuchillo de cocina, corría tras el médico, lo acorralaba y lo apuñalaba.
La policía reconoció en las imágenes a la mujer que había puesto la denuncia. Pero no se conmovió: «¡Qué le habrá hecho usted a su mujer para que le clave un cuchillo!».
Usted -dijo el médico- juzga a la gente por sus prejuicios feministas. No admite que haya mujeres dispuestas a asesinar a su marido para quedarse con sus hijos y su casa».
J. S. entregó a la agente una treintena de partes de lesiones de distintos centros de salud de Madrid. La agente los leyó. Como aquella situación no figuraba en su protocolo de actuación no supo qué hacer y elevó el caso a sus superiores.
«Las pruebas están a su favor y es probable que condenen a su esposa por intento de asesinato pero yo tengo una denuncia por malos tratos de su mujer. Esta noche tendrá que dormir en el calabozo», le dijo el responsable del centro.
J. S. parecía estar viviendo en un país de locos la peor pesadilla de su vida. Su mujer había querido matarle, había presentado las pruebas a la policía, y le «condenaban» a él.
Al final, logró que le dejaran volver a su casa con la promesa de acudir al día siguiente al Juzgado. «Se va con el compromiso de encerrarse con llave. Porque si su mujer se presenta en casa y usted la mata, quien se juega el pan de los hijos soy yo», le ordenó el oficial de policía.
Lo he leído en un periódico. Es el adelanto de un libro titulado El varón castrado, de José Díaz, que se publicará la próxima semana. El autor dice que ha tenido acceso a 3.000 sumarios judiciales y que ha visto centenares de situaciones como esta.
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