martes, 10 de abril de 2012

Diatriba de John The Other del 5 de Abril



Hace mucho rato que no hablamos de los que significa “La Píldora Roja,” así que voy a darles mi versión más actualizada.

La Píldora Roja es, obviamente, una metáfora para la preferencia consiente de una visión de la realidad incómoda, difícil o impopular; llevándola un paso más adelante al contexto del autoengaño.

En el contexto del movimiento de los hombres, esa metáfora generalizada asume ciertas características específicas, particularmente para los hombres.

De acuerdo con la narrativa popular en nuestra cultura, vivimos en un patriarcado, en el cual los hombres tienen ventajas políticas, sociales y económicas por sobre las mujeres y bajo la cual, las mujeres obviamente están oprimidas, suprimidas y victimizadas en varias formas.

Este privilegio masculino es, aparentemente, tan poderoso que las solas arbitradoras del género nos dicen que los hombres (en inglés MENZ con z al final) logran cohercitar su camino en la vida, felizmente inconscientes de sus propias y enormes ventajas y seré el primero en admitir, a pesar de varios años de participación activa en el movimiento de los hombres, sigo sin darme cuenta de mi privilegio patriarcal.

Desde mi lado de la cerca, la píldora roja significa un rechazo de la realidad conformista, creada por la sociedad a referente a la opinión popular, esa es la narrativa compartida, donde el hecho de que la mayoría de los gerentes generales de alguna forma significa que yo tengo ventajas, porque yo también soy hombre. O donde el hecho de que los políticos top sean hombres significa que el privilegio y el prestigio disfrutado por los políticos top me salpica a mí, por alguna razón, ya que yo  tengo un pene, al igual que esos políticos top.

Esta realidad, esta visión de la vida por consenso popular, es donde en protestas políticas como “Ocupen Wall Street” el supuesto privilegio masculino de tener un jefe macho alfa significa que tienes que pararte al final de la línea en el micrófono cuando se trata de hablar. Así es, en lugar de el primero en llegar habla primero, en eventos como “Ocupen Wall Street” los hombres blancos van hacia el final y todos los demás van primero, porque los hombres blancos son privilegiados.

Me pregunto cuánto tiempo debería pausar aquí y dejarte masticar esta información, porque esta es una forma emblemática de cómo se expresa el privilegio masculino. Porque debido al “Privilegio Masculino” los hombres blanco no merecen la consideración que otros toman por sentado. Refugios de violencia doméstica para mujeres, pero no para hombres; porque los hombres son privilegiados y no voy a aburrirte con la larga lista de recitaciones aquí.

La píldora roja, se trata del rechazo de esta realidad por consenso en la cual cada privilegio ilusivo e invisible, un hombre no merece compasión, ni siquiera derechos humanos.

Sin embargo, al tomar la más modera posición a favor de sí mismos, esos hombres ahora se paran en sus patas traseras por las gobernantes del espíritu de los tiempos de género actual. Estos hombres no reciben el privilegio de ser enviados a la parte de atrás, sino que se les ataca con diferentes variaciones de “Tú Odias a Las Mujeres,” “Tú perdonas a los violadores,” “Tú eres violento y eres una amenaza.”

El rechazo en estas acusaciones es tan obvio que, si los hombres no estuviesen muriendo por esto, sería cómico. Ser acusado de violencia y odio, por ideólogas cuyos artículos públicos apoyan el asesinato en masa. Si, mastica eso.

Escribí esto para que sea leído en voz alta, así que no hay link que puedas hacer clic, lo cual es una lástima.

La Píldora Roja, también incluye rechazo de la definición de identidad masculina, la cual nuestros oponentes siguen insistiendo con desesperación creciente, lo cual es extraño y revelador. Nadie puede argumentar tanto por algo que no deseen desesperadamente que sea cierto. Imagina que si por fuerza o insistencia, se pudiesen hacer cambios en la ley, cambios en políticas de admisión; imagina que se pudiera forzar a que los hombres se conformen al modelo más brutal y salvaje de masculinidad, del cual se han quejado tanto.

Esta versión de la realidad, si pudiese llevarse a cabo a la fuerza en el consenso público, podrían justificar las medidas a pesar de que son medidas tan asesinas y totalitarias en las esquinas más radicales de la narrativa feminista. Como asesinato de niños elegidos por sexo, modificación genética y controles del comportamiento, forzados a poblaciones enteras.

La Píldora Roja, por supuesto, rechaza versiones de consenso o las versiones feministas de identidad masculina o de lo que es un “Hombre de Verdad” y por eso estoy seguro que no soy el único que se encuentra agradecido.

Así que voy a concluir esta pequeña diatriba al recordarle a todos que:

Tomen La Píldora Roja.


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