viernes, 4 de junio de 2010

Ir a la guerra con las mujeres parte 1

Hola a todos, aquí está Paul Elam con otro mensaje de una voz para los hombres. Primero que todo me debo de disculpar por lo que va a ser un video largo video en dos partes. Voy a andar un poco, espero que sea en la tradición del “Caldero Andante” de comentarios no políticamente correctos de Bernard Chapin. Sin embargo, espero que no los distraiga demasiado.

También quiero dar mi agradecimiento al subscriptor HHFLURY, espero haberlo pronunciado bien, quien hizo un comentario a mi video “Hora de Abortar La Paternidad a Voluntad” y si no lo has visto, deberías para que tengas una idea más clara de lo que se va a hablar aquí.

El punto que él hizo fue uno importante “Que no deberíamos dejar que nuestros brazos caigan y aceptar que no hay nada que podamos hacer respecto a la cultura feminazi en la que vivimos” en ese comentario asumo que el estaba hablando a mi petición de derechos reproductivos para los hombres como una respuesta derrotista al dominio de las mujeres sobre la reproducción humana, el cual es un mandato de la ginecocracia.

Ese es un muy buen punto, porque en el desarrollo del movimiento de los hombres seguimos debatiendo si es que queremos abrazar la masculinidad tradicional o si escogemos redefinir a la masculinidad en una forma en la que refleje valores diferentes que estén de acuerdo a un orden mundial socio-sexual nuevo.

El hecho es, y por hecho me refiero a mi opinión, que si quieres regresar a valores tradicionales o si prefieres redefinir a la masculinidad en una era nueva, el camino para llegar allá es más o menos el mismo, los hombres deben de enfrentarse a las mujeres en un nivel muy personal y regresarles la pelea en la guerra de géneros. Y la única manera lógica de hacerlo es permitirle a las mujeres sentir el peso total de la igualdad en toda su fealdad.

Es como abrir la puerta para que la feminazi entre en la cámara de gases que ella hizo para ti y lo hacemos al reconocer que aferrarse sólo al pasado no es un movimiento sino que es un status quo sin recompenzas en el mejor de los casos y en el peor de los casos es un estancamiento que resulta en vulnerabilidades ridiculas, las cuales han sido senaladas por los activistas por los derechos de los hombres desde que el movimiento ha existido.

De modo que ofrezco que cualquier movimiento para hombres, por la definición misma de la palabra se trata de que los hombres cambien drásticamente. La pregunta es ¿Qué es lo que vamos a cambiar? Y ¿Cómo lo lograremos?

Probablemente me habrás oído decir varias veces en mis videos que: “Si queremos saber si es que las mujeres realmente quieren igualdad, el mejor camino para lograrlo es dárselas”. Permítanme rehacer esa frase de una forma un poco diferente: “La mejor forma de probar si es que la mayoría de las mujeres no pueden manejar el peso y la responsabilidad de la igualdad, es dársela”

Lo que hacemos ahora es un juego totalmente falso, miramos a la mayoría de las mujeres y a más de un hombre hacer mucho ruido respecto a como abrazan la causa de la igualdad entre los sexos y después miramos a esa misma gente presionar por ideas sociales, programas de gobierno, leyes draconianas que demuestran que las mujeres como grupo no pueden competir sin que los hombres les den una ventaja.

El problema es que la sociedad, tu sociedad está acostumbrada a negar todo esto. De modo que en mi opinión el verdadero trabajo de un activista por los derechos de los hombres es exponer esta mentira en una forma en la que la gente sienta las cosas en un nivel muy personal.

El caso a tratar, ocurrió hace muchos años atrás. Conocí a una mujer a través de un amigo mutuo. Hablamos por teléfono algunas veces y decidimos que iríamos a cenar en una cita. Resultó ser una experiencia típica de la época, después de unos cuantos minutos de estar plantado en el restauran, ella me dijo en al menos dos formas diferentes que el hecho de que ella saliese conmigo no significaba que íbamos a tener sexo. Los 45 minutos siguientes se los pasó hablando cosas malas de sus ex novios y diciéndome que ella no necesita de un hombre para nada. No era nada nuevo, era una prueba estándar femenino, diseñado para ver si ella podía ponerme en un estatus menor y para darle a ella deferencia y control.

Tan solo asentí con la cabeza y sonreí para seguir con el juego. Para el final de la cena, ella se había relajado un poco y se estaba riendo y la estaba pasando bien, entonces le dije al mesero que nos traiga cuentas separadas. Ella estaba indignada y no estoy exagerando, gritaba tan fuerte que la gente se volteaba a mirarla y por supuesto yo me limitaba a recordarle que ella no me necesitaba y que yo estaba apoyando su estado de independencia al insistir que fuésemos al estilo holandés. Después de todo yo no la había invitado a salir, habíamos decidido salir en forma mutua.

La parte realmente divertida es que ella no tenía el dinero para pagar su cuenta, de modo que tuvo que llamar a una amiga para que venga y le pague la rescate de este aprieto en el que se había metido. En otras palabras, ella me tuvo sentado en la cena, escuchando su mentira respecto a su independencia, sabiendo que ella no tenía el dinero para pagar su cuenta y ella esperaba que yo escuchase todo eso y que pagase la cuenta de todas formas.

Me sorprendí a mi mismo por hacer lo que hice, sin embargo fue mi primera lección respecto a mujeres que demuestra el que estoy haciendo aquí. No solo esta mujer no estaba preparada para cargar su parte con igualdad, ella también estaba indignada con la idea de que alguien esperase que ella cargase su parte. Y todo ese tiempo ella estaba jactándose de lo igual que era.

Ahora, imagina un mundo lleno de hombres que pidan cuentas separadas, incluso más imagina un mundo en el que los hombres lo hagan para que las mujeres en general ya no se sientan cómodas asumiendo que los hombres van a pagar. ¿Qué crees que pasaría con toda esa basura retórica de “Yo no necesito un hombre”? A la cual ya se han acostumbrado los hombres. Y llevemos esto un poco más lejos: ¿Qué pasaría con la tasa de embarazos no deseados y abortos si los hombres pudiesen e hiciesen alejarse cuando no quieren ser padres? ¿Cuántas vidas imaginas que se salvarían? ¿Cuántas mujeres verían su rol reproductivo con respeto y maldita humildad? A diferencia de ser capaz de agarrar el esperma y las finanzas de un hombre al mismo tiempo.

Podemos aplicar este tipo de pensamiento a muchas áreas. Hablemos de la pena de muerte por un momento, personalmente estoy en contra de ella o al menos estoy en contra de la pena de muerte hasta que sepamos que estamos matando a la persona correcta y estamos muy lejos de eso. Pero ¿Qué crees que pasaría a la pena de muerte si empezamos a darle la aguja a las mujeres con casi la frecuencia en la que se lo merecen? Las cámaras de la muerte se cerrarían de un día para otro.

¿Qué sucedería con todos esos escándalos respecto a las mujeres en el ejercito si la mitad de los ataúdes cubiertos por la bandera que regresan del medio oriente tuviesen el cuerpo desfigurado de una mujer adentro? ¿Qué sucedería con nuestra voluntad de ir a la guerra por las razones equivocadas?

¿Qué sucedería con el sentido de privilegios de las mujeres si, digamos el 30% de los hombres se rehúsan a tomar parte de cualquier acción caballerosa? Si los hombres se rehúsan completamente a hacer cualquier cosas por las mujeres por el simple hecho de que son mujeres. Creo que veríamos un cambio en la actitud colectiva de las mujeres tan grande que no te lo podrías imaginar.

El punto es que si quieres que las cosas cambien, la forma más eficiente de hacerlo es forzar a las mujeres a que carguen el peso que dicen ya estar cargando, pero que en realidad no lo cargan. El peso que debería de venir con los derechos modernos, pero que no fue así.

Hablando realisticamente no estamos en una posición para que esto suceda en el futuro cercano, hay demasiados manginas vendidos, hombres caballerosos, acolitadotes alfas y perros falderos betas.

Sin embargo el hecho es que nuestros números están creciendo y los números de ellos están decreciendo al pasar del tiempo. Y mientras los números de hombres, que no toleren cualquier basura que les llega de parte del espíritu de los tiempos feminazi, sea incrementalmente más grande, vamos a ver que suceden un par de cosas interesantes. En realidad ya lo estamos viendo.

Feminista se está volviendo una etiqueta cada vez menos bienvenida en círculos femeninos. También cada vez vemos a más mujeres mirar con nostalgia a los tiempos en los que los hombres eran hombres.

No puedo probarlo, pero apuesto a que esa puta falsa con la que tuve cena, va a tener más cuidado con su boca la próxima vez que salga. Hay algo respecto a cuidar tus palabras tiene un efecto decididamente maduro, incluso cuando no lo quieres.

Y eso es todo en la parte 1 de ir a la guerra con las mujeres, espero que sigas en la sintonía para la parte 2. Como siempre, espero que lo hayan disfrutado y nos vemos la próxima vez.



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