jueves, 6 de mayo de 2010

La Plaga de la Masculinidad Moderna Parte 1

Hola a todos, aquí Paul Elam, con otro episodio de una voz para los hombres, en realidad este va a ser un episodio con tres partes llamado la plaga de la masculinidad moderna. En este articulo deseo darle una mirada más profunda a lo que he visto como el rol masculino, la complicidad de los hombres, en la forma en que las cosas son el día de hoy en este mundo de gobierno feminista, que estamos viviendo.

Espero que lo disfruten e informativo de alguna forma.

Cientos de nuestros hombres jóvenes están encallando en un impase en el camino a descubrir su propia hombría, ellos están atascados en la confusión de una generación perdida por fuerzas traicioneras, a las cuales ellos no vieron venir, por razones que ellos no pudieron comprender. Están luchando y pasando hambre, incapaces de alimentar sus almas, en un mundo que los encuentra cada vez más innecesarios y molestosos. Han madurado en una época de coerción hacia la impotencia.

Su masculinidad nata sido destripada y extirpada antes de que tenga la oportunidad de moldear sus caracteres y sus destinos y por eso están sufriendo de la pérdida de cosas que nunca tuvieron, de cosas perdidas y que nunca supieron que tenían. Ellos son literalmente la generación perdida de los heridos caminantes, preguntándose porqué se retiran de un campo de batalla del cual no sabían que estaban peleando.

En esa luz, el camino por el que andan no es el camino a la hombría en realidad, sino que simplemente una retirada de la malicia que se encuentra dentro de la misma fábrica de sus vidas. Y este camino no los lleva a un refugio, sino que los lleva a una cultura de superficialidad y autoindulgencia, un reino de opciones sin obligaciones, de auto-gratificación sin autoconciencia ni autodisciplina. Es la marcha de la muerte del hombre occidental destinado a un final marchito asegurado por una atrofia psicológica y moral.

Esta existencia narcisista y sin objetivos es una fuerza para escapar de una vida cubierta con vergüenza de una masculinidad reducida a una broma evolutiva en los ojos de una cultura que la toma con desprecio, incluso si los más viejos niegan que está sucediendo.

Con este proceso de blanqueamiento por la sociedad y más o menos completada por el abandono del padre, el nuevo joven bio-diseñado esta totalmente indefenso en contra de este espiral hacia la insignificancia terminal.

Sucede alrededor de nosotros tan solo hay que mirar a las noticias para ver que el mundo de los hombres está yéndose por el caño literalmente, están desapareciendo de las bases estables de la educación y del empleo. Están siendo blanco de desinformación sobre crimen y violencia domestica y sobre proclividad sexual anormal con niños y mujeres.

Estas ya no son solo las consecuencias de ideólogos retorcidos, la demagogia surge del gobierno directamente, respaldada por hombres con autoridad y hombres con armas. El aparato judicial ha sido rehecho, pero no para obtener justicia, sino para encarcelar a los hombres en cualquier oportunidad, incluso para lograr ese objetivo se permiten y motivan las acusaciones falsas.

Esto ya no es solo de ataques a hombres, sino de subyugación de los hombres y no lo ejecutan mujeres ni feministas sino que lo hacen los hombres. Podríamos decir que la solución es para redirigir hacia un pasado, cuando imaginábamos que los hombres eran los amos de códigos secretos, cuando poseían fuerza y propósito y se oponían a esta tragedia creciente y a la derrota; estaríamos equivocados.

Podemos decir que Tomas C Wolf, tenía razón: “Nunca puedes regresar al hogar” y es más, en realidad ya no has de querer. Fue el hogar lo que nos trajo hasta aquí y esa es una verdad que debemos de enfrentar, sin importar lo natural que es apuntar hacia cualquier otra fuerza externa y satisfacer nuestra frustración con la conveniencia simplística de un enemigo fácilmente identificable.

Como siempre nuestro enemigo verdadero está en frente del espejo, lo único que nos va a salvar es enfrentarnos a este enemigo y actuar consecuentemente.

En el explosivo y extraño mundo de los activistas por los derechos de los hombres intentamos encontrar una solución para esta maldad social, tratamos de crear un refugio, al menos uno intelectual para los refugiados de esta guerra de géneros olvidada por Dios. Es una misión realizada frecuentemente por nuestras propias manos, si el trabajo continúa guiando hacia soluciones. Nos esforzamos como hombres que han tomado la píldora roja y ven a la matriz, tratando de formular una respuesta apropiada y tratamos a nuestro propio estilo, de traer de regreso a la cordura y el balance a la conciencia colectiva; buscamos superar a los arquitectos de la misandria, tanto hombres y mujeres.

Pero a pesar de que ponemos presión, no tenemos una idea muy precisa de que es contra lo que estamos peleando. Todavía no hemos descifrado que rol juega en el problema la masculinidad tradicional, desafortunadamente lo que si hemos hecho con mucha frecuencia es jugar el rol obtuso de niños heridos que se quejan por que no tienen un rol de ningún tipo en lo que queda de sus vidas.

En ocasiones hemos reaccionado con furia y energía ante la misandria, pero hemos fallado en reaccionar con el mismo vigor en cuanto a como nosotros hemos creado este problema, a través del código de conducta masculino; consecuentemente todos nuestros esfuerzos enraizados en un enfoque de falla miserables. Hemos hecho algunos progresos y sin duda vamos a madurar eventualmente en un movimiento más maduro, pero no antes de que aceptemos algo diferente que la hostilidad que percibimos por enemigos percibidos.

Nuestra respuesta más funcional es chequear e ir por nuestro camino propio, pero yo debato que una salida no es un destino, sino que tan solo es una retirada de la línea de fuego, una oportunidad de reagruparse colectivamente y repensar.

Recuerda que los jóvenes que se encuentra en esa encrucijada de caminos se han retirado también a su propia manera, la situación para ellos no luce demasiado bien. Esta realidad nos va a forzar, tarde o temprano, a tomarnos una píldora que algunos encontrarán de sabor muy amargo en la cara de una realidad que algunos encontrarán impensable.

Verán, las feministas tenían razón la masculinidad tiene características, aplicadas a la realidad actual, opresoras, corruptoras y destructivas que tienen que cambiar y si, lo digo literalmente y no, no estoy bromeando.

Es más la parte principal de mi argumento aquí es que la monstruosa degeneración social que vivimos ahora es principalmente el resultado de masculinidad anticuada y mal guiada. Por supuesto cuando cavemos más que un metro, profundamente a dentro del problema, encontraremos que la objetividad y la razón nos guían a un camino filosófico totalmente diferente al del camino patológicamente retorcido de las ideólogas feministas.

Para generar un camino, haremos dos cosas que las feministas nunca hicieron: primero que todo, miraremos al problema sin una agenda política de venganza injustificada o un mandato de mandar a la otra mitad de la población y segundo, vamos a proceder con la meta sincera de beneficiar a toda la población y no solo a un grupo de élites.

El único lugar sensible para empezar es donde hay un mayor entendimiento de la masculinidad misma, algo que no se puede hacer en tres videos de diez minutos o lo que tomen, pero se puede, con el tratamiento apropiado, llegar a conclusiones mejores que los últimos 40 años de estudios de mujeres y estudios de género. Podemos confiar en la contribuciones combinadas de la historia, la mitología, política y lo más importante la socio-biología humana, por que a la final somos una especie de animales cuya supervivencia dependía de la creación de estrategias reproductivas, la primera de las cuales, fue que el macho más agresivo y poderosos son escogidos para reproducirse por las hembras más reproductivas.

Esas estrategias nacieron de un ambiente de necesidad y produjeron una forma efectiva de generar descendientes con una gran probabilidad de supervivencia. Como una función de esa supervivencia fue esa estrategia y no una conspiración patriarcal le dieron forma a la jerarquía masculina así como algo a lo que llamamos masculinidad.

Y eso será el tópico de la parte dos de esta serie, una mirada más cercana a los hombres y la jerarquía en la que viven.

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