Hola a todos, aquí Paul Elam. Viniendo a ustedes con el capítulo número 10 del misoginista feliz. Quiero saludar de forma especial a todos mis subscriptores nuevos de mi canal de youtube y quiero dar las gracias por su apoyo. La charla de hoy está basada en eventos reales de mi vida. Sucedió hace un tiempo atrás cuando fui en un viaje a ver ballenas, en el estrecho de wandafewca estado de Washington. El capitán del barco era una mujer y el mecánico también era una mujer. A la mitad del viaje sucedió lo impensable, se apagaron los motores y nos quedamos en el medio de la nada.
La mecánico se puso manos a la obra, pero una hora después todavía no nos movíamos, no había ni un sonido desde la sala de motores salvo, malas palabras que venían de una voz de tono alto. Varias veces la mecánico subió con la cara pálida a hacer varias preguntas, a las cuales se quedaron sin respuesta por parte de la capitana.
Resignadas a la realidad de la situación, hicieron uso de la radio de abordo para llamar a un tipo en tierra, quien si supo como solucionar el problema. Debo de decir que operaron la radio con mucha eficiencia.
Pasaron dos horas y muchas instrucciones paso a paso nos movíamos por el agua otra vez, disfrutando la vista de las orcas. Debo de aclarar que no tengo ni un problema con que un mecánico reciba ayuda de alguien más calificado, pasa todo el tiempo; aunque normalmente uno espera que se tome menos tiempo darse cuenta de lo que uno no sabe. Y el hecho de que el mecánico era mujer no explica su falta de habilidad, hay muchos mecánicos malos en el mundo, encontrar un mecánico bueno es más desafiante que ver una ballena jorobada.
Pero consideren que sucedió cuando el motor estuvo listo al fin. Cuando la mecánico subió a la cubierta, una vez que estuvimos andando la capitana anunció en el altavoz: “¿Se dan cuenta damas y caballeros? Cuando quieres que las cosas se hagan correctamente envías a una mujer a hacerlo”. Las mujeres abordo se lanzaron de inmediato en una ovación vigorosa, algunos de los hombres también aplaudían, aunque no pude contarlos. No puedo contar y gesticular mi asombro al mismo tiempo.
Una pareja estaba sentada en frente mío, la esposa golpeó gentilmente con el codo a su marido y le dijo: “¿ves, ves?” su tono estaba caldeado, como si se hubiesen borrado 5 mil años de estereotipos. El hombre asintió silenciosamente con la cabeza, la expresión de su cara decía:”Por supuesto querida, las mujeres son lo mejor”. Ese asentimiento con la cabeza que obviamente había sido perfeccionado por años por ese hombre, se ha convertido en un símbolo de la supervivencia para el hombre y de autoestima para la mujer, es la versión no verbal del “Si querida” y ahora ya no son solo los hombres que tratan de ser condescendiente con las mujeres, quienes saben que no hay que estar en desacuerdo con las señoritas, ahora es el dialogo universal del engaño, el lenguaje de la mentira, el parloteo de basura de hombres y mujeres en la nueva era.
Esta es la regla: “Sin importar lo que digan las mujeres, sin importar que sea ridículo, tienes que estar de acuerdo con ellas”. Las mujeres pueden hacer lo que sea que los hombres hacen, seguro que sí, no mencionen los deportes, ni siquiera el golf o alguna de la variedad de cosas en las que las mujeres no pueden competir. Las mujeres son más iluminadas y evolucionadas espiritualmente que los hombres, tan solo no lo menciones a las focas bebe, si los hombres las mataron, pero las mujeres usaron abrigos de su piel con una sonrisa. Las mujeres son el sexo más gentil y amable, por supuesto, por favor recuérdenles eso en las cortes de divorcio y cada vez que una mujer golpea o humilla a un hombre para hacer reír en televisión nacional.
La neurosis causa una fricción que resulta cuando las mentiras que vivimos se chocan continuamente con la verdad. Y en las relaciones de género modernas ha habido tanta fricción que se podría quemar granito. Pero las reglas nos prohíben que hablemos de eso, bueno, a la mayoría de nosotros.
Noté esto en una escala mayor en 1973 cuando Bobby Ricks y Billie Jean King. En el infame partido de tenis de la batalla de los sexos. King venció a Riggs en tres sets seguidos, fue tal y como dijo el London Times: “la bolea que le se escuchó en todo el mundo” fue cargado en los medios americanos, ahora convenciones a través del país como prueba de que los sexos son iguales. En realidad fue una prueba de que cualquiera pude vencer a alguien que tiene 26 años más. King tenía 29, Riggs 55 y de todas formas jugó competitivamente.
En ningún momento de esta promoción recuerdo que alguien haya mencionado que mientras que King era una atleta que estaba en su mejor momento, Riggs estaba con sobrepeso y que comía en lugares donde dan descuento a la gente mayor. Con miedo de armar debate o cause problemas para los delirantes. El mundo occidental explotó con dos reacciones simbióticas: las mujeres en una vindicación colectiva imaginaria, gritaron colectivamente: “¿ves, ves?”; los hombres: “Si querida”
Personalmente, disfruté ver que le dieran una paliza a Riggs, era un fanfarrón molesto. Y yo seré el último de entre todos los acolitadotes que le de sus merecidas felicitaciones a King por vencer en un juego de tenis a un viejo gastado.
Pero estoy seguro también, de que la boxeadora Leila Alí, la hija del boxeador Mohammed Alí, puede vencer a su padre en la condición en la que está. Tal vez eso la convertiría en una heroína para las mujeres modernas, después de todo en el año 1990 la revista Life, nombró a Billie Jean King como una de las americanas más importantes del siglo 20, parece ser que mientras más grande es la mentira, más grande es la celebración.
Todas estas tonterías a la final hieren la credibilidad de las mujeres a la final. Cuando una mecánico mala recibe aplausos por seguir las instrucciones de un buen mecánico, solo por que ella es una mujer; ¿Dónde deja eso a las mujeres que si son buenas mecánicos? ¿Por qué deberían de preocuparse de ser excelentes? Si cualquier mujer que es lo suficientemente inteligente para coger un destornillador y atornillar las cosas obtiene reconocimiento inmediato y reconocimiento, pero así es como hacemos las cosas, a las mujeres les damos palmadas en la espalda que son tan satisfactorias como los orgasmos falsos. Dejando a muchas mujeres, como aquella mecánica en ese bote, que se mientan a si mismas por cualquier sentimiento de logro.
El efecto negativo de esto fuese competencia imaginaria y felicitaciones no sinceras para los más desafortunados entre nosotros no tendría mucho que decir al respecto. Lamentablemente las mentiras no nos dan la cortesía de quedarse contenidas donde hacen poco dano, tienen la tendencia a hacer metástasis y esparcirse a áreas más vitales. Vemos eso en departamentos de bomberos, en la fuerza policial y por supuesto en el ejercito, donde se han bajado los estándares físicos para que las mujeres, quienes pueden hacer todo lo que un hombre puede hacer, puedan hacer lo que los hombres hacen, pero no pueden por que mientras los estándares han sido bajados para las mujeres, los trabajos no han cambiado. De modo que en la mayoría de los casos el peso que ellas no pueden cargar es ahora redistribuido a los hombres con quienes ellas trabajan, incrementando la carga de trabajo y el peligro a todos.
Y los “Si querida”, que antes eran opcionales, ahora son una política. El quejarse de que contraten y mantengan a mujeres no calificadas es la muerte de tu carrera.
Sería muy bonito vivir en un mundo en el cual, hombres y mujeres puedan ser valorados y respetados por lo que pueden hacer sin importar lo que no pueden hacer. Pero lamentablemente eso requiere de más honestidad de la que es permitida en este paradigma de cuentos de hadas.
Mil palmadas en la espalda no hacen por un logro real. Y bajar los estándares no es progreso sin importar cuanto mentamos al respecto. Pero esa son las reglas y continuaremos obteniendo lo que obtenemos, lo cual es muchos aplausos por muchas fallas, mientras nos falte el valor para ser reales.
Gracias una vez más por escuchar otro episodio del misoginista feliz. Espero que lo hayan disfrutado, siéntanse libres a venir a la página Web cuando tengan una oportunidad.
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